El arte contemporáneo y la publicidad


Las diferentes formas y corrientes artísticas buscan plasmar la realidad de una manera cautivadora que exprese no solamente lo que se da por hecho sino sentimientos, emociones o situaciones que pasan desapercibidas en la vida cotidiana, pero representan la esencia y el alma de algo.

La publicidad, en cierta manera hace lo mismo, pero dándole un enfoque comercial, intentando dar a conocer al público una circunstancia o realidad latente, devela necesidades que antes no sabíamos que existían y las cuenta de tal forma que logra atraer seguidores y compradores fieles de la marca.

Tanto la publicidad como el arte observan el mundo desde una perspectiva diferente, logran traducir esta visión a imágenes, palabras y sonidos que rompen los esquemas tradicionales, cuentan algo que todos saben de tal forma que parezca algo nuevo, hacen uso de lo obvio y le dan el toque único e innovador.

Viéndolo así, podemos decir que la brecha entre el arte y la publicidad disminuye cada vez más y en algunos casos puede llegar a ser prácticamente invisible; por un lado la publicidad en busca de nuevas alternativas apela a la seducción de los sentidos, haciendo piezas y campañas cada vez más artísticas y estéticas, y por el otro, el arte halla en la cultura popular un nicho fuerte para difundir la cultura, encontrándose así en un punto medio de que los dos pueden sacar provecho.


Posters vintage de Absenta, Coca-Cola y cientos de marcas, hoy se venden como obras de arte en las calles de Paris junto a replicas de famosas pinturas de la historia, demostrando que la “viciada actividad publicitaria” se ha convertido en un referente histórico y puede estar al mismo nivel de una obra de arte.

Las colaboraciones entre grandes artistas y marcas se hacen cada vez más comunes, y logran crear una unión poderosa entre el consumo y la cultura, una mezcla invencible en donde la suma de fuerzas genera ganancias para todos, incluso para el público que se ve expuesto a contenidos de alta calidad.

De esta manera la publicidad encuentra su propio lenguaje, su propia forma de expresarse de la mano de todas las formas del arte, cine, fotografía, pintura, música etc., generando un tipo de simbiosis cultural entre concepto y estética…una asociación creativa.

La relación de estas dos actividades puede entenderse como una acción reciproca, en la que cada una de las partes aporta y recibe de la otra, haciendo más rica cada experiencia y abriendo la puerta a la innovación y con ello a miles de de oportunidades.

En todo caso siempre generará controversia y será casi imposible poner a todo el mundo de acuerdo en este tema; para los defensores del arte por el arte puede ser un sacrilegio mezclar “la sublimidad del arte” con “la vulgaridad comercial”; pero para nosotros está claro… así que lo decimos aquí y ahora: la publicidad es arte… Hell yeah!


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